viernes, 25 de enero de 2008


No comenzamos el año con una imagen amable, no. El 1 de enero del recién estrenado 2008, nos dirigíamos hacia Madrid. En nuestro coche nos acompañaban nuestras galguitas Brinda, Sultana y Lozana, nobles y preciosas, como todos los galgos. Han sido rescatadas de la asquerosa y destartalada furgoneta de un impresentable, donde malvivían sin atención alguna. La protectora avisó a la policía, fueron decomisadas y entregadas a la perrera de nuestro pueblo. En principio, parece ser que el propietario las quería recuperar, y la policía se planteaba la posibilidad de devolvérselas bajo la condición de que las sacase de la apestosa furgoneta y las identificase. Obligarle a que les ofreciera otra calidad de vida, a lo cual, el gitano, lógicamente, renunció. Era mucho dinero para él ponerles el chip. Hemos estado una semana en vilo, esperando la llamada de la policía, cuando finalmente, hace unos días, se produjo. Otorgaban la custodia de las galguitas a la protectora. Así que felices con la resolución del caso, dimos las gracias de antemano, y ahora nuevamente las volvemos a dar, las llevábamos al albergue de Las Nieves, benditas personas, que a pesar de la saturación de abandonados que tienen, siempre nos ayudan.
Ya sabéis que a través de ellas, los galguitos, marchan a una protectora belga, conocedora del drama de los galgos en este país primitivo. Apenas había nadie en la carretera. El nuevo año les regalaba una familia y un hogar. Todo el mundo estaba de resaca. Muy a menudo, volvía la vista hacia atrás y las veía, tranquilas y serenas. Cómodas y felices como nunca habrían estado. Creo que entendían que los días de pesadillas llegaron a su fin. Les pusimos música tranquilita, sonaba Salvador Candel y su tema "LUNA" para que viajasen aún más relajadas. Y en ese momento especial, que iba a durar poco, ¡¡ vaya por Dios !!, y a pocos kilómetros de Almagro, la vimos....,
Nívea, joven y hermosa, tirada en la carretera. Paramos el coche, y me acerqué. Momento de felicidad interrumpido, saqué la cámara, (¡qué cruz, siempre con ella a cuestas!), comencé a segregar la saliva de la angustia, y a medida que me iba acercando a la infeliz, los nervios me embargaban. Si aún vivía, iba a ser un caos, pues ni siquiera teníamos sitio en el coche para otra galguita más y encima atropellada. Pero no. No ha tenido ninguna suerte en su triste vida esta desgraciada. Yacía muerta, con sus hermosos ojos velados por la sombra de la muerte. Sin pertenecer ya a este sórdido mundo, el cual había abandonado para siempre hacía muy poquito tiempo. A la tétrica imagen de la muerte, se une la prueba infalible de quiénes son los responsables de esta atrocidad; la sucia y deprimente soguita que suelen colocarles.
Tan miserables y cutres son que ni siquiera son capaces de comprarles collares de verdad, tan poco valen los animales para esta escoria... Miré alrededor, nadie, lógicamente la buscaba, y me despedí para siempre de ella. Entré en el coche y miré a mis galguitas, confiadas y agradecidas. Podría haber sido cualquiera de ellas la que estaba tirada en la carretera, o viceversa, ella podía viajar en nuestro coche rumbo a una nueva vida. El nuevo año no le ha ofrecido nada a esta criatura. Continuamos avanzando por tierras manchegas, ahora ya sin hablar y con el alma en los pies. Sus ojillos color muerte me acompañaron todo el camino. Imposible olvidarlos, se reflejaban en cualquier parte. A lo lejos, aparecían molinos, tan típicos en La mancha. Bien podría ser otro el símbolo de estas tierras, de nuestro patético país. El Quijote, Cervantes, los molinos, el flamenco, la gastronomía los toros, la farándula, la costa....,todo cae por su propio peso. La siniestra imagen de los pobres galguitos colgando de los árboles, asesinados y maltratados, escuálidos y hambrientos, sería un buen recuerdo de esta nuestra España. Imagínaos como figurita, el galguito ahorcado de una sangrienta y sucia cuerda, abajo la plaquita tallada "Recuerdo de España". Puedo escuchar la jerga de los asesinos galgueros, orgullosos, tosco y rudos : "Ya he puesto a mis perros a tocar el piano". ¡Qué gracia!, es como para troncharse... Además de ignorantes y miserables, deben de considerarse chistosos. Esta gentuza se me representa vomitiva y espectral, ocupando el mismo, pero que el mismo lugar en el ránking de terroristas, maltratadores de mujeres y violadores, toreros, traficantes...,Todos en el mismo saco.
Los depredadores de seres vivos, apoyados por los politicuchos se este puto país que han maleducado a estos personajillos crueles y malnacidos, sacados de la España más profundísima, tan lejos aún del resto de Europa.
Me hubiese gustado conocer el nombre de la desgraciada galguita que atrás se iba quedando, si es que tuvo alguna vez alguno, y si es que su inútil galguero le ha llamado alguna vez por él. Está acabando la época de caza. Cuántos infelices, como ella, van a ser asesinados, quemados vivos, abandonados, colgados, atropellados, sacrificados en perreras...A todos ellos, que van a dejar este mundo tan injustamente, os dedicamos estas letras. Ojalá un día pudiérais conocer lo que sufrimos por vosotros tantísimas personas que no nos cuestionamos, si sois o no más inteligentes, si podéis razonar o no o si sois capaces o no de poneros frente a un ordenador. ¿Acaso podemos nosotros volar, o no comprar el amor, y simplemente esperarlo?.